Por: Panky Corcino
República Dominicana carece de un programa de fomento a la producción de plátano para la exportación, lo cual se refleja en los ingresos de divisas al país por ese concepto, los cuales bajaron de US$145.9 millones en 2016 a US$118.1 millones en 2017, una caída de un 27.8%, según las cifras suministradas por la Dirección General de Aduanas (DGA).
“No hay un programa de producción de plátanos orientado a la exportación con todo lo que se requiere, en estos momentos”, lamenta el ingeniero agrónomo Ramón Jiménez, dedicado a investigar las musáceas por más de tres décadas y especialista en la producción de plátano.
De acuerdo a las estadísticas de la DGA, en 2013 el país exportó US$61.3 millones en plátanos frescos. La cifra aumentó a US$84.7 millones al año siguiente y luego a US$104.8 millones en 2015.
Las exportaciones de los “demás plátanos” (no frescos) cayeron desde US$41.1 millones en 2013 a US$2.6 millones en 2017.
Jiménez resalta que el país tiene condiciones climáticas para desarrollar un amplio programa de exportación del rubro. Además, que en las zonas inundables, como la parte baja de la Línea Noroeste, con un manejo adecuado de las cuencas altas de los ríos y una administración efectiva de las presas se pueden prevenir algunos daños ocasionados por condiciones climáticas que, en algunos años, obligan a la importación de plátanos frescos para suplir el mercado local.
Las estadísticas de la DGA reflejan importaciones de plátanos frescos en 2013 por valor de US$123,126, por US$840,886 en 2015 y por US$439,909 en 2016, relacionadas a escasez de producción local debido al impacto de fenómenos atmosféricos.
“Mao y Montecristi no son afectadas por la cantidad de lluvias, el problema de la lluvia en la zona, no es la que cae; el problema es que cuando el bajo Yaque lleva una cantidad de agua que no ha sido producida en esa zona e inunda el plátano y el banano que no resisten una inundación por más de 70 horas”, apunta Jiménez.
Señala que en el Cibao Central, desde San Francisco, Cotuí, Moca, Salcedo, Santiago y la parte norte Puerto Plata, así como la Costa del Norte excluyendo a Mao, se produce más o menos el 65% de todos los plátanos del país, pero cubre el 70% de toda el área de producción del país, lo cual refleja su baja productividad, pese a tener un clima de baja pluviometría que limita la propagación de hongos y enfermedades en las plantaciones.
Sin embargo, son afectadas con frecuencia por las grandes inundaciones de la cuenca del río Yaque del Norte asociadas a las lluvias de tormentas o huracanes, como sucedió con el paso de Irma y María, que dañaron las plantaciones de bananos de la Línea Noroeste y su reposición llevó a la cosecha de estos meses sin mercado de exportación, sobre todo para la Unión Europea. La abundancia de guineo presiona a la baja los precios de todos los víveres.
El precio del plátano podría seguir disminuyendo influenciado por la presencia en el mercado de una sobreoferta de banano impedida de ser colocada en el mercado europeo.
En enero de este año la unidad del plátano grande de Barahona se vendía a RD$17.59 en los principales mercados de la capital y para julio había bajado a RD$12.56, según registros del Instituto Nacional de Protección al Consumidor (ProConsumidor). La variedad Fhia-20 bajó de RD$10.71 a RD$3.11 en igual período.
Un buen nicho
“República Dominicana es un país platanero, como actividad económica, como actividad política y social e idiosincrática. O sea, el pueblo dominicano se ha identificado tanto con el plátano que es un símbolo de la nacionalidad dominicana”, resalta Osmar Benítez, ministro de Agricultura, al reconocer que el país debe orientar esfuerzos a exportar plátano.
“Es tanto así, que cuando un extranjero tiene seis meses aquí, decimos que está aplatanado. No decimos que está arrozado, ni achocolatado, ni acacaotado, ni acafetado, no: aplatanado”. Resalta que el país consume 6 millones de unidades de plátanos al día, unos 2,190 millones por año. “O sea, que aquí hay una actividad que tiene un mercado cautivo natural, de mayor consumo local”, añade.
Entiende que, sin embargo, dada la cultura y la movilidad de dominicanos hacia ciudades y países mucho más avanzados, “se ha generado un mercado étnico en los países desarrollados que nos motiva a identificar el plátano como uno de los 30 productos que nuestra gestión va a promover en la nueva estrategia de exportación”.
Un estudio del Centro de Desarrollo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) estima que 1.3 millones de dominicanos residen fuera, en países como Estados Unidos o España.
“Nosotros hicimos ya una discusión, una propuesta que fue aprobada y consensuada, con más de 400 líderes del sector plátano del país. Ya tenemos el presupuesto y lo estamos incorporando en el Presupuesto del año que viene. La meta nuestra es que en el próximo año podamos sembrar 100 mil tareas de plátano para exportación”.
Benítez explica que en el país se siembran unas 900,000 tareas de plátano, la mayor parte en el Cibao Central, aunque el de Barahona se conoce más en los mercados extranjeros por su gran tamaño.
“Hemos identificado para exportación la variedad curaré, que es de Suramérica, y como criollo, el macho barahonero tres cuarto, que tiene las cualidades del barahonero: grande, gordo, pero es más corto que el barahonero típico. Pero ese da entre 45 y hasta 50 plátanos por racimo”, dice.
En el conuco
El Ministerio de Agricultura reunió, el pasado 21 de junio, a sus funcionarios regionales y técnicos involucrados en la producción de plátano.
En el encuentro, encabezado por Osmar Benítez y el viceministro de Producción, Radhamés Valenzuela, se identificaron entre las necesidades para mejorar la producción y productividad del rubro: material de siembra libre de plagas y enfermedades, producir plantas en viveros a partir de cormitos, impedir el trasiego de material vegetativo no certificado de una región a otra, eliminar plantaciones abandonadas, controlar la sigatoka negra, preparación profunda de suelos, control de picudo negro, control de nematodos, control de bacteriosis, controlar nivel freático del terreno (tabla de agua), habilitar drenajes, desarrollar un programa de nutrición, capacitar a los productores y mejorar los caminos vecinales.
Fuente: www.eldinero.com.do