Las baterías de papel no sólo tienen la ventaja de ser biodegradables, también tienen gran flexibilidad y ahorro de espacio. Además, se podría incrementar la potencia de la energía doblandolas o apilandolas una encima de las otras.
Nuestro creciente uso y dependencia de la tecnología tiene como consecuencia una creciente demanda de energía y por tanto también de baterías. Por desgracia, las baterías sufren una serie de defectos que perjudica mucho al medio ambiente: no son biodegradables, son difíciles de reciclar, la mayoría se construyen con elementos tóxicos y cada vez hay más y más en circulación. Se necesita una alternativa con urgencia.
Por suerte esa alternativa ha llegado. Un equipo de investigadores de la Universidad de Binghamton en Nueva York, ha diseñado una batería biodegradable compuesta de papel y con un alto nivel de eficiencia. El descubrimiento de este nuevo tipo de batería ha sido publicado en la revista Advanced Sustainable System. Aún es pronto para empezar a deshacernos de las baterías tradicionales, pero varios expertos coinciden que estas se acabarán convirtiendo en las baterías del futuro.
La verdad es que la investigación de baterías compuestas por materiales alternativos menos nocivos, como el papel, no es nueva. La comunidad científica lleva investigándolo desde hace tiempo. El principal problema es que todos los diseños propuestos siempre presentaban algún fallo irremediable, como una gran dificultad en la fabricación o que no cumplían uno de los principales objetivos: ser biodegradables.
Los principales contribuyentes en la concepción de la batería de papel fueron el profesor Seokheun “Sean” Choi, del Departamento de Ingeniería Eléctrica y Computación, y el profesor Omowunmi Sadik, del Departamento de Química. Choi dibujó el diseño de la batería en papel y Sadik creó una pila con una biobatería autosostenible. Esta nueva pila utiliza materiales como los polímeros poliácidos (ámico) y poli (dianhídrido piromelítico -p- fenilendiamina).
Baterías más duraderas, flexibles y apilables
Se hizo una prueba para comprobar si de verdad era biodegradable sumergiéndola en agua. Al cabo de un tiempo se observó que sí tenía la capacidad de degradarse por sí sola, sin necesidad de utilizar ningún otro producto. Si este método de fabricación consigue no sólo perfeccionarse, sino también extenderse a otros componentes electrónicos, podríamos presenciar un cambio radical en la manera que se maneja el siempre creciente número de “e-waste” o desechos electrónicos.
Sin embargo, las baterías de papel no sólo tienen la ventaja de ser biodegradables. De acuerdo con Choi, las nuevas baterías gozarían también de una gran flexibilidad. Aparte de las ventajas obvias en materia de ahorro de espacio, esto también significaría que se podría incrementar la potencia de la energía doblando o apilando las baterías de papel unas sobre otras, igual que el papel de verdad.
La investigación ha sido posible gracias al apoyo y subvención de la National Science Foundation, Fundación Nacional para la Ciencia en español, con sede en Estados Unidos, y se llevó a cabo en el Centro de Investigación en Tecnologías Avanzadas de Detección y Sostenibilidad Ambiental.
Es importante tener en cuenta no sólo la creación de las baterías en sí, sino lo que representan. La tecnología no tiene por qué estar reñida con el medioambiente. Podemos crear baterías y aparatos que no perjudiquen a la naturaleza. De seguir así, es muy posible que podamos convertir toda la basura electrónica en fertilizante, en lugar de veneno.
Fuente: blogthinkbig.com