Septiembre 14, 2018.-
MÉXICO.- El desequilibrio de la microbiota intestinal, conocido como disbiosis, eleva el riesgo de que una persona pueda desarrollar Alzheimer, demencia o Parkinson, explicó a Efe el doctor Miguel Valdovinos.
“Esta condición fomenta fenómenos inflamatorios en el cerebro y disminuye la producción de neurotransmisores que afecta a las diversas proteínas de amiloides normales y trae como resultado la enfermedad de Alzheimer, demencia o Parkinson”, dijo el especialista.
El Jefe del Laboratorio de Motilidad Gastrointestinal del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán señaló que la disbiosis está relacionada con la presencia de diversos padecimientos y el uso de antibióticos durante los primeros meses de vida.
También con el desarrollo de obesidad, alergias y enfermedades autoinmunes.
El especialista aseguró que la microbiota intestinal es un grupo de bacterias, hongos, arqueas, levaduras protozoarios y virus que habitan en el intestino y tienen una función muy importante no sólo en el estómago, también en el sistema inmune y a nivel cerebral.
“Las bacterias del intestino se comunican con nuestro cerebro y hoy ya hay evidencias muy interesantes y muestras de que aquellos individuos que tienen una microbiota en la boca anormal, tienen riesgo de desarrollar enfermedades cerebrales”, añadió.
Esto, dijo, es porque la microbiota no sólo protege contra la invasión de gérmenes, sino que estas bacterias se comunican con las células del cerebro y lo ayudan a tener un mejor desarrollo o pueden afectarlo si esta no está saludable.
“La gingivitis, periodontitis o pérdida de piezas dentales, alteran la microbiota y crean una disbiosis oral, la cual se ha asociado, en estudios epidemiológicos, con el desarrollo de Alzheimer”, recalcó.
En la actualidad se ha puesto mayor énfasis en estudiar la microbiota y los especialistas han descubierto que “tenemos 10 veces más bacterias que células humanas y 150 más genes bacterianos que humanos”, agregó.
El experto dijo que la composición que tendrá nuestra microbiota está determinada por diferentes aspectos.
“Desde la forma de nacer. Por ejemplo, los niños que lo hacen por cesárea tienen disbiosis, es decir, una disminución significativa de la microbiota, o se altera su estructura en comparación de los que nacen por el tracto vaginal”, explicó el especialista.
Agregó que “los bebés alimentados con leche materna tienen una mejor microbiota que aquellos que son alimentados con fórmulas lácteas. Asimismo el uso de antibióticos durante las primeros tres años de vida, determina la composición de la microbiota de la edad adulta”.
Valdominos destacó que las condiciones de vida que existen en la actualidad también han afectado la configuración de la microbiota.
“Las condiciones de higiene y la convivencia con mascotas han venido a disminuir la exposición de los humanos con bacterias con las que antes teníamos contacto y esto también genera una disminución en la diversidad de bacterias”, subrayó.
Esto ha dado pie a la “Hipótesis de la higiene”, la cual señala que entre “menos exposición a microorganismos, existe menos diversidad a las bacterias en nuestro intestino y por ello hay un mayor riesgo de desarrollar enfermedades autoinmunes, alérgicas y de otras”, advirtió.