26 de julio,2019.-
Por: Ramòn Emilio Goris, Sec. Gral. del PHD
En la República Dominicana, la mayoría de los políticos llegamos a posiciones y nos creemos absolutos, descalifican a todos los que puedan prosperar y cortan todos los árboles, para que no puedan crecer a su lado, no quieren sombras, se transforman y renuncian a la democracia que predicaban, se hacen rodear de un círculo para que le aplaudan todas sus acciones, no permiten la diferencia de ideas y no debaten los temas, se abrogan todas las prerrogativas y se valen del poder para perpetuarse en los estamentos, y todo lo que antes era malo, ahora dicen es bueno y lo justifican.
Estamos mirando como todos critican la reelección y se desdoblan para defender un carguito de años en años, se acostumbran y quieren durar 4 años, 4 más y cuatro más… 30 años y se lo encuentran poco para dejar una impronta y hacer que la organización funcione bien.
Parece que todos quieren reelección, una reelección es criticada y la otra la justifican con simples apegos a los cargos que ocupan, desde juntas de vecinos, sindicatos, un gremio cual sea, cooperativas, partidos políticos, sobre todo la presidencia de la República, todos quieren quedarse 30 y 40 años en el poder o hasta alcanzar la eternidad.
«El presidencialismo es una distorsión y una desviación de la verdadera democracia».
Hay que propiciar la representación auténtica de los actores de la democracia en las organizaciones políticas y sociales, hay que acudir a los avances tecnológicos y a los nuevos retos y desafíos, a través de la participación proactiva de los nuevos líderes y no actuar en desmedro de la real apertura que requieren las organizaciones.
EL líder debe dar paso a las ideas diferentes y no dejarse influenciar por los aparecidos de nuevos cuños y con principios y valores distintos a los verdaderos cimientos institucionales y democráticos.
«Hacia donde vamos con la democracia y los intereses particulares…?»