23 de noviembre,2019.-
Por Bienvenido Canario.-
El Partido Humanista Dominicano (PHD), de miras a las próximas décadas, tiene una responsabilidad social y política de magnitudes impredecible. Esta responsabilidad social y política tiene su fundamento, en tres situaciones de naturaleza profundamente política, que de no resolverse, podría peligrar la democracia dominicana. Las tres situaciones a las que me voy a referir son: 1- Falta de credibilidad y representatividad social de los partidos políticos dominicanos; 2- Falta de empoderamiento de la democracia por parte del pueblo; 3- La crisis de la racionalidad que afecta a los diferentes actores que intervienen e interactúan en la vida social dominicana.
Resulta, que aunque todavía la partidocracia tiene cierta incidencia en los entes sociales de naturaleza gremial, sindical y la sociedad civil, los partidos formados en el interregno que abarca los años comprendidos entre las décadas de 1930 y que se extiende hasta inicio del presente siglo, han perdido su rol de ser representante del pueblo, y de los sectores populares. Se han convertido en maquinaria, que lo único que le motiva a la mayoría de sus dirigentes, es llegar al poder, para desde el ejercicio del poder, que implica la administración del Estado, poder lograr, sin ningún tipo de escrúpulo ético y moral, ascenso social y económico. Este modo de administrar al Estado, donde el principal objetivo de los que nos han gobernado y actualmente nos gobiernan, ha ocasionado que los principios y fundamentos que le dieron razón de ser a los diferentes partidos del sistema, hayan saltado por la ventana o en el peor de los casos, hayan sido lanzados al zafacón. Empero, resulta que el pueblo hace tiempo que se ha dado cuenta de esta triste, lamentable y cruda realidad, y por vía de consecuencia, este mismo pueblo, no se siente representado en los políticos de los diferentes partidos.
La segunda situación, que si no se corrige hace que peligre la democracia dominicana, es el hecho, que los hombres y mujeres de nuestro pueblo, no se han empoderado de la democracia, como sistema de convivencia y desarrollo sociopolítico de la nación. Ahora bien, los dominicanos no se han empoderado de la democracia, porque tampoco los actores, que tienen esa responsabilidad han querido hacerlo, porque de esa ignorancia del pueblo, es precisamente que se han alimentado y se alimentan los políticos de nuestro país. Señores humanistas, ustedes creen que si el pueblo dominicano estuviera empoderado de la democracia, permaneciera indiferente frente a la burla y bochorno que hacen los actuales gobernantes, exhibiendo todos los millones que tienen, y que no pueden justificar el origen de estas millonarias fortunas? y que es fruto del robo que le hacen al pueblo que los eligió. ¿Creen ustedes que si el pueblo entendiera que el poder lo tiene el pueblo, lo otorga el pueblo y lo quita el pueblo, sucediera lo que ha sucedido y sucede actualmente en República Dominica? O el pueblo se empodera de la democracia, o esta será una eterna obra in fieri.
La tercera situación que identifico y que es la más peligrosa, es que los políticos dominicanos con su praxis política, se han encargado de destruir el alma de la nación. Aquí se debe entender por alma de la nación, el modo de sentir, querer, manifestarse, expresarse, la voluntad, la honorabilidad, el decoro y modo de ser de un pueblo. Pues resulta, que con comportamiento del manejo de la cosa pública que hacen nuestros políticos, los encargados del orden, los administradores de justicia, y otros actores que inciden en la sociedad civil, se le está diciendo al pueblo llano, que aquí todo se puede, porque todo se vale. Por tanto, no existe una forma más eficaz de destruir el alma de la nación, que el modo de hacer política y gobernar de espalda a la ética y la moral, como lo han hecho y lo están haciendo los actuales políticos.
Todo lo dicho hasta aquí, de manera indubitable, indica que un partido formado por hombres y mujeres, que estén claros de qué significa servirle a la nación desde el quehacer político, tiene una indescriptible tarea ética, moral, y en consecuencia, histórica y patriótica. Reitero, devolver al partido su rol de representante de la sociedad. Educar al pueblo para que se empodere de la democracia. Salvar el alma de la nación del fango en que le han hundido y la están hundiendo los políticos de las ultimas 7 décadas, y sobre todo los actuales políticos del gobierno de turno.
Es ahí, la tarea del Partido Humanista Dominicano, tarea inmensa, tarea política, tarea antropológica, tarea que raya en lo filosófico, porque es transformar todo una concepción que del poder se le ha creado a los dominicanos y dominicanas. Por tanto, ojo avizor, con instalarnos en zonas de confort, y conformarnos con disfrutar del embriagante dulce de ciertas gotas de mil que se desprendan del nuevo gobierno que a partir de agosto del 2020 estará al frente de la administración del Estado. El Partido Humanista Dominicano, es quien real y efectivamente, reconstruirá al Estado Dominicano. Es quien elevará cualitativamente a los dominicanos y dominicanas. Es quien educará al pueblo para que asuma la democracia como la mejor forma de auto gobernarnos. Es quien educará al pueblo para que cumpla las leyes de manera feliz, porque el mismo pueblo estará consciente que le conviene vivir guiado por el imperio de la ley, porque sus autoridades apliquen régimen de consecuencia a todo aquel que viole los derechos de los ciudadanos, cuyo ejercicio y goce esté consagrado por la ley.