Por: Arsenio Estévez Medina.
La fiebre tifoidea, una enfermedad de presencia permanente en las poblaciones pobres de los países con desarrollo humano medio, bajo y muy bajo.
La causa es ingerir alimentos o bebidas contaminadas con Salmonella tiphy, un microbio que afecta al ser humano y es capaz de producir la muerte si no hay un manejo correcto.
La presencia de fiebre, dolor de cabeza y alteración del patrón evacuatorio de la persona afectada son manifestaciones frecuentes. Los enfermos pueden evolucionar con diarrea o estreñimiento. De hecho, se reporta que cerca del 40 por ciento de los afectados puede tener estreñimiento. Muchos pacientes presentan manchas rojas en la piel y sobre todo en el abdomen y el tórax.
El diagnóstico se hace con la historia clínica del individuo y los estudios de laboratorio clínico que nos van a dar positivo para los antígenos febriles, pero el diagnóstico definitivo lo va a hacer la demostración del microbio productor en la sangre, las heces o la orina. Aparecerá en éstos despendiendo del tiempo que tenga la patología cursando en el paciente.
La mayoría de las personas responde muy bien al manejo preciso por parte del facultativo y muy pocos casos terminan de manera fatal.
Las medidas preventivas deben enfocarse en garantizar que los alimentos y las bebidas consumidos por las personas estén libres de ésta y otras bacterias patógenas para los humanos. Del mismo modo, se debe identificar a los portadores sanos –algunos individuos pueden durar años con la bacteria en su cuerpo y estar esparciéndola de manera frecuente- y desarrollar campañas e inspecciones en los lugares que expenden comidas y bebidas para someter a análisis de laboratorio clínico a los que manipulan los alimentos.
El tratamiento va a depender de la situación de cada caso. El médico determinará la susceptibilidad de la bacteria presente en el paciente y administrará la terapéutica correspondiente en cada enfermo.
Fuente: almomento.net