El año 2017 ha sido altamente fructífero, quizás uno de los años más productivos en sus resultados. Este tiempo de adviento, la Natividad de Jesús y el nuevo año deben abrir un espacio de reflexión profunda sobre el futuro y el destino de nuestro país y de nuestra entidad política.
Queremos seguir siendo la nota distintiva en el ámbito político nacional, sobre todo porque hemos abrazado, el Humanismo Cristiano Integral como la doctrina, ideología y filosofía que nos cobija.
Que sigamos y aspiremos a ser dirigentes y lideres auténticos. Que la acción política que hemos asumido la tomemos como un apostolado y un servicio a la nación. Evitemos la hipocresía, la insinceridad, la mentira, la demagogia y el maltrato entre nosotros.
Apliquemos en los hechos y en el diario vivir lo que predicamos y decimos que somos: una gran familia, la familia de los humanistas.
El año 2018 debemos tomarlo para sobrevolar nuestro espacio limitado, y a veces, ceñido en una especie de círculo vicioso en cada uno de los comités municipales, de distritos municipales y de base. Siento que la mayoría están estancados en la misma membresía, con los mismos cargos y reducidos a una misma directiva.
Abramos las puertas y las ventanas a nuevos miembros y no le tengamos miedo ni temor a los que lleguen. Si los que llegan a hacer mejor trabajo y asumen el partido con gallardía, entusiasmo e interés y dan muestras contundentes de hacer crecer el partido por los cuatro puntos cardinales del municipio o del distrito, a ellos habrá que darles las mayores responsabilidades en el partido en todo el tinglado dirigencial.
No emulemos ni imitemos el complejo de otros partidos que sostienen muchos dirigentes, en lo relativo a los años transitados en la organización. Quien haga crecer el partido, quien muestre un buen desempeño, quien acoja y enarbole los valores y principios del partido; quien dé ejemplo de fidelidad, lealtad y entrega al partido ese o esa serán los nuevos dirigentes en toda la estructura orgánica.
Es verdad que todos tendremos el derecho de elegir y ser elegidos, tanto en las postulaciones o candidaturas como en los cargos o funciones internas, pero eso tiene que ir acompañado de un trabajo político visible, palpable y concreto, sobre todo en el crecimiento del partido desde su mínimo o máximo espacio en el que cada uno desempeña su membresía o su función, cual que sea esta.
El año 2018 tendrá que ser el año de consolidar lo bueno y lo provechoso que hemos logrado; sobre todo y ante todo trascender con creces las metas, propósitos y objetivos que nos faltan por alcanzar.
No nos emocionemos ni nos apasionemos de lo que ya hemos conquistado; demos el salto cualitativo y cuantitativo para ser un partido grande, mayoritario y con una verdadera vocación de poder. Pero un comité que se mantenga y se limite a diez, doce o quince miembros y reuniéndose cuando un dirigente nacional lo convoca, no puede desde ese espacio aspirar a la toma del poder del Estado, del gobierno ni tampoco del poder local o provincial.
Que Dios generoso y de misericordia nos regale a todos, junto a nuestras familias un año lleno de paz, concordia, dicha, prosperidad, salud, bienestar económico y material y que su bendición sea siempre y por siempre la unción de cada día y en cada acción que emprendamos; Sea en una acción de trabajo, de familia, de comunidad, de iglesia y en nuestras propias labores políticas, que se harán siempre a favor y al servicio de la gente y del pueblo más necesitado.
¡Dios les bendiga siempre!!
Lic. Elèxido Paula
Pte. Partido Humanista Dominicano (PHD).
10/12/2017