Hamilton, pentacampeón

Hamilton, pentacampeón

Hamilton festeja en el podio su triunfo en Suzuka. ISSEI KATOREUTERS

El primer error llegó el sábado, cuando Ferrari decidió afrontar el principio de la Q3 con neumáticos intermedios. Interpretaron mal los datos y fueron los únicos. El descuido provocó aún más precipitación. Todo se saldó con la cuarta plaza de Kimi Raikkonen en parrilla y la novena de Vettel. En un fin de semana donde el coche rojo había sido notoriamente más lento que el Mercedes, esas posiciones de salida hacían que la carrera estuviera perdida de antemano.

Ahí llegó el turno de Vettel. Con todo perdido decidió arriesgar. Una vez más, como tantas otras en el pasado, la desesperación jugó en su contra. Las prisas por recuperar posiciones le conducen siempre a la precipitación. Estuvo cerca de tener un primer incidente con Romain Grosjean justo antes de meterse en un callejón sin salida con Max Verstappen. Intentar un adelantamiento con el piloto más agresivo de la parrilla en la curva Spoon, tratando de aprovechar un pequeño hueco, es tan arriesgado como optimista. Sí, es cierto, tenía más velocidad, pero si en lugar de 50 puntos de desventaja hubiera empezado la carrera sólo con 10, nunca se habría metido en esa tormenta perfecta. Del lance salió trasquilado. Luego roció con gasolina el fuego de las críticas y las dudas que sigue devorando su figura de piloto campeón.

¿Alguien en Ferrari le defendió? Nadie. Le siguen dejando solo, como lo hicieron tras su garrafal error en Alemania. Silencio sepulcral en una Escudería donde las cabezas empiezan a agacharse con la única esperanza de que el cazador de culpables no les alcance y donde se cruzan los dedos para que la guadaña le toque a otro. Es triste ver cómo Vettel defiende y protege públicamente a Ferrari y cómo el equipo le da la espalda.

Del resto, lo de siempre. Verstappen volvió a erigirse protagonista, a subir al podio y a copar los titulares mientras su compañero, Daniel Ricciardo, lograba de forma casi anónima una remontada increíble. Kevin Magnussen siguió haciendo amigos. Su club de fans no para de crecer. El último en sumarse fue Charles Leclerc. Si la FIA no toma medidas, tarde o temprano el danés le hará daño a alguien. Su actitud en pista es temeraria y antideportiva. Carlos Sainz logró un nuevo punto defendiendo las opciones de Renault, que continúa cuarto en el Mundial por delante de Haas. Un milagro, porque su monoplaza sigue desangrándose carrera tras carrera ante la evidente mejora del resto. Lo grave no es que se haya detenido el ritmo de llegada de piezas nuevas. Lo realmente preocupante es que lo que llega no funciona.

Y ahí, en el fondo, en lo más profundo del averno sigue McLaren. Sin evolucionar, sin mejorar, sin progresar, sin cambios, sin novedades, sin perspectivas de futuro. El peor de la parrilla el sábado y el segundo peor tras Williams el domingo. Muy deprimente.

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